Toda
mi música sin excepción, tiene como raíz al son jarocho y a la rumba (músicas
natales), y a la música tradicional mexicana y caribeña en general, como un
soporte. Mi cuna selvática y costeña de una manera o de otra, siempre sale a la
superficie, en mayor o menor grado resulta una constante, soy-como se
autodefinía Carlos Pellicer-un tropical insobornable.
Los
procedimientos técnicos en mi trabajo composicional, abarcan, desde la
tonalidad, hasta los doce sonidos usados en forma libre, pasando por: modos,
escalas sintéticas y exóticas, ragas, fuerzas interválicas, serialismo,
armonías por cuartas, quintas, etc., estructuras polirítmicas, bitonalidad,
politonalidad, minimalismo y dodecafonismo. Las formas empleadas, van desde las
tradicionales: sonata, rondó, variaciones, etc., hasta formas abiertas; todo
este material depende de la atmósfera que deseo expresar, y conforman un
lenguaje que me permite realizar contrastes de gran colorido sonoro. Mi trabajo
creativo está abierto a cualquier tipo de influencia, en toda mi música existen
invitaciones y sugerencias para la improvisación, si el intérprete tiene la
capacidad y el deseo, puede realizarla. No tengo ningún interés en la
vanguardia ni en la originalidad, en todo caso esto sería una consecuencia. Mi
interés es meramente expresivo.